“No puedo creer que ya hayan
pasado 25 años de docencia parece que nunca va a llegar, llega y es como que
uno siente que recién se empieza, la misma energía es para con el trato de los
chicos, el amor de ellos hace que uno siga teniendo ganas de estar en el grado,
lo que si cansa es la otra parte, de la burocracia, los papeles, proyecto a
llevar a cabo, yo estudie en el Instituto Miguel Neme, docente no fue mi elección,
en un principio yo quería ser farmacéutica, tuve muchos años en primer grado,
el único grado que no trabaje fue en cuarto grado.
Comencé en Corzuela mi
carrera en la escuela 191, después me traslade a Las Breñas en la zona rural en
Pampa San Martin donde estuve tres años hasta que salí titular, estuve unos
años en el Sauzalito, con los niños aborígenes de la etnia Wichis, de ahí pase
a Campo Largo con traslado y nuevamente aquí en la ciudad con traslado
definitivo, las 24 horas del día uno es docente, el trabajo docente no termina
nunca, hacer lo que uno tiene planeado, ir pensando que es lo siguiente que va
hacer, de qué manera solucionar un problema por ejemplo ortografía, como
enseñar las tablas para que a los chicos les sea más llevadero, etc.
Mi deseo es que la educación
sea valorada, que la docencia sea valorada, porque somos demasiados criticados,
injuriados en muchas ocasiones y muy pocos valorados, hubo un momento en cuando
yo era alumna la docencia era valorada, los docentes, eran docentes con mayúsculas
y después de a poco se fue perdiendo todo eso como que todos somos un poco
responsables ese es mi deseo que la docencia sea valorada”. –Profesora Mónica
Álvarez, 25 años docente, actualmente trabajando en la escuela primaria N°77,
turno mañana-.-