miércoles, 30 de marzo de 2016

"...creer en Dios es fácil, confiar en Él no es tan fácil...".

“Yo me ordené un 29 de marzo de 1996 en la ciudad de Corzuela y ahora nos encontramos aquí en la ciudad de Las Breñas, una señora me preguntó; ´en que se encuentra diferente?´, en que tengo pelo blanco, más viejo, mas malhumorado –risas-, agradezco a Dios, a la comunidad de estar hoy acá, no porque uno lo ha buscado sino porque Dios así lo quiere y eso se da cuenta que a lo largo de los veinte años, Dios nunca me ha abandonado a pesar de las grandes cruces que uno tuvo que pasar, porque uno se da cuenta que la vida del sacerdote no todo es color de rosa, también tiene cruces, tiene errores, pero sin embargo uno se da cuenta que Dios nunca nos abandona y esto es la mayor alegría, el mayor gozo y uno trata cada día de ser una persona, un hombre que trata vivir lo que Dios nos pide a cada uno de nosotros.
Yo nací y me crié en el campo y veía cuantas personas, nacían, vivían y fallecían sin tener a nadie que le dé una ayuda en lo espiritual, eso me preocupaba, como podía ayudar a esas personas a pesar de la pobreza que sean felices, yo no escuche una llamada, que el Ángel vino, no, esa situación fue paulatina, se fue acrecentando y a los veinticuatro años dije ´voy a ver qué es esto de prepararme para el sacerdocio´, creer en Dios es fácil, pero confiar en Él no es tan fácil, porque yo cuando tome la decisión de irme de casa, mi papá hacia poco que había fallecido, si uno confía en Dios puede realizar cualquier cosa.

Al estar a cargo de la parroquia a uno le trae muchas alegría, muchas satisfacciones, uno ve cuando una familia, un hombre, estuvo en alguna situación y salió, eso a uno lo hace feliz, también lo hace llorar a aquel que no lo pudo ayudar, por ejemplo hay un enfermo que me dice; ´padre rece por mí´; y uno reza, trata, pero sabe que uno no es Dios, que sabe que no va a curar, uno solo es un puente, reza por esa persona y se da cuenta que se va a morir o se murió y a uno a veces se les cae las lágrimas porque no pudo cumplir con lo que uno quería, porque el hombre propone pero Dios es el que dispone, el regalo más grande es poder decir soy feliz a pesar de los problemas”. –Sacerdote Osvaldo Santillán-.-






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